jueves, 17 de julio de 2014

CUADERNO 12



Un mundo en consunción en el pecho, como un infarto respiratorio. Hercúleo trabajo el de la respiración del yoga y otras técnicas de concentración del alma en un soplo.



No olvidar que portamos sombra por interponernos entre tierra nutricia y sol, en una relectura divergente del mito de la caverna platónico.



El destino de nuestros demonios es el de los usurpadores con prisas, casi shakespearianos si no fuera por la falta de estilo.



Ahorcarse del hilo musical en el psiquiátrico, o en su defecto con el hilo dental.



Falsos amigos en una misma lengua: Atracar un barco lo mismo es una muestra de habilidad que una acción delictiva, depende cuál sea el sujeto en cada caso.



Subir es lo mismo que bajar en lo que a la escalera respecta, subrayaba Heráclito pese a no contar con amigos, ni siquiera con gobernantes gallegos.



El arte no es finalmente morirse de frío sino quemarse las alas como Ícaro.



Una revelación que olvidé proseguir tras la revelación lisérgica en que se me presentó fulgurante, ahorcado hasta hoy de tantos cuerdos: El mundo está hecho de tal manera que la verdad es de locos.



La estafa habitual se trasladó a Internet, porque fuera se llaman contratos flexibles o productos financieros sorprendentemente errados contra la gente.



Perderse en el baile de identidades del juego ambivalente entre el bien y el mal, confundiéndose ambos en lo carnavalesco.



El imperio del sol declinante que muere de tarde en tarde.



Cuando cesó la tortura, la discusión política proseguía en aquella comisaría.



En la gran farsa, comedia o bufonada el cielo se me quedó pequeño porque no estuve a la altura.



No cambio un Vicente Ferrer por miles de Teresas de Calcuta, que les negaba cuidados paliativos a sus pobres mientras distraía fondos millonarios para las peores sectas católicas, mientras que no se los negó a sí misma cuando murió en EEUU: porque según ella Dios gozaba con la pura agonía de los pobres. Dios estará muy contento con el papel que le atribuyen todos estos fanáticos.



Lo de recortada referido a la Sanidad pública, vale también por el número de muertos que ocasiona al año.



Hermoso calificativo y sabio el de desprendido, que también significa revertir todo lo que en un acto de locura haya prendido.



A cuánto sale el racimo de uvas por contar para el tribuno romano, que atesora sus sestercios en la Helvetia.



Según la lectura crítica de Nietzsche por parte de Colli, no es el instinto quien empuja a nuestras valoraciones sino que cada instinto presupone ya una valoración indivisible de partida. La raíz de la vida ya es conocimiento, antes de que comparezca tardía nuestra conciencia de sujetos ante cualquier objeto, deseos y proyecciones varias.



El despojado de mundo, una ventana infinitamente abierta y arrobada al mundo para reflejarse en su inmensidad. El universo como en el cuento borgiano, reflejo del rostro de cada cual.



La simplicidad, lo más complicado del mundo.



Peatonalizar el cielo para que no tengan cabida los todoterrenos ubicuos de esta isla africana de la ostentación.



No escatimar esfuerzos en escatimar esfuerzos.



Mandar obedeciendo de los zapatistas y su subcomandante Marcos: lo diametralmente contrario del Obedecer mandando de nuestra clase política española de puertas giratorias, como premio al servilismo respecto a los amos mientras se les derrama de las manos el flujo de muertos sociales.



De la epopteia eleusina de los griegos, a los hermosos salmos del rey David. He aquí una puerta giratoria con honor.



Serpiente inconsútil lectora de pensamientos humanos, ya desde el Génesis.



El Mahabharata: el núcleo del destino no puede deshacerse; nada en este mundo es el resultado de nuestros actos. En especial aquellos para tratar de rehuirlo, que es solo llegar a destino por la vía equivocada, que escribió Stendhal. Por supuesto que el concepto resulta infalsable ¿o eran popperianamente tan ingenuos de esperar que lo fuera…?



Amartya Sen, el Nobel de economía que comparó el modelo indio de capitalismo liberal con el modelo estatalista chino, con condiciones de partida similares. Si en nuestros medios se resaltaron tanto los millones de muertos por la hambruna china durante dos años, no divulgan en cambio el número de millones de pobres generado en la India desde entonces, que supera cada ocho años el chino. Lástima los problemas con los números del occidental medio, al que no convenceremos porque prevalece en él la propaganda. A los hindúes se les dan mucho mejor desde hace milenios.



Ningún dios sobrevive a la sonrisa del ingenio, se equivocaba magistralmente Cioran. En cambio, la duda penetrante no espera otra cosa que negarse a sí misma, que mudarse en fervor, acertaba. Y esto desde Descartes mismo.



Soros o Gates personificaciones de la autonegación del capitalismo, señala Zizek. Autonegación tan necesaria hoy en las conciencias para su perpetuación como lo era en la gran enseñanza de 1984 de George Orwell.



Anaximandro se preguntó –incide en sus apuntes profesorales el joven Nietzsche- cómo es posible la multiplicidad desde la unidad del ser. Y obtuvo respuesta del carácter autodestructivo y contradictorio de esa multiplicidad negadora de sí misma. Digamos que se trata del rodeo de una doble negación para retornar a la sustancia unitaria desde sí misma. La culpa de existir que el tiempo, esa otra ilusión, repara mediante severa ley restauradora del equilibrio primordial, léase: de lo indeterminado en origen.



Golpetazo de puerta o de sillas me arrancan de la abstracción secuestradora, o acaso me secuestran.



La voluntad de vivir se autodevora, así interpreta Schopenhauer la violencia enraizada en origen de cuanto es. A partir de ahí busca Nietzsche la afirmación trágica de la existencia. Un mundo humano que solo ve el polvo que levanta la lucha olímpica, describe.



Categorías que no pertenecen ni al sujeto ni al objeto, sino al logos que los elabora como polos tardíos de la representación (G. Colli)



El código Danone de los yogures, mucho más misterioso que el Código Da Vinci.



Llamé a mi buena amiga el ángel, pero había salido con su contestador. / Ella dijo que le encantaría bajar a ayudarnos, pero el mar nos electrocutaría a todos (Radiohead, Nice dream).



Llegar a sabernos elementos de la autocreación.



Cibernautas monádicos que reflejan el mundo entero, cuán leibniziano, incapaces de ventanas abiertas a un otro, apunta Zizek.



La liberación sexual occidental a partir de los 60, camino de la mercantilización -según Badiou o Houellebeck- lograron arruinar el amor. Añadamos antes aún al Fromm del Arte de amar.



La verdad no era su fuerte, sino más bien su intemperie al raso.



Los dioses que inoculan sus mensajes a terceros en cada uno de nuestros sueños. La fluida comunicación onírica a despecho consciente de sus portadores.



Cada cual nace con su mapa del mundo escrito en la piel de su vida.



El delirio del literato, llegar un día a ser lo escrito, convertirse en su propia obra impropia. Mientras Lao Tsé nos recomienda desde hace miles de años la simplicidad del Tao, camino único de existencia. Y dejarse la vida en obras y fluir después abandonándolas para siempre sin mirar atrás, ligeros como copropietarios de la mar.



Los medios no hablaban de guerra fría (y menos tan sucia) cuando EEUU extendía sus bases en Bulgaria o Rumanía, subraya Pascual Serrano.



En el mar siempre queda todo por mirar, pese a haberlo engullido entero.



Vivir teledirigido y megavisionado en pantallas acosadoras, aboliendo místicamente la ilusión dentro/fuera desde la tecnología del control más avanzada. Intimidad inseparable e indiscernible de la inmensidad compleja: lo llaman medio ambiente porque la otra mitad infinita e ilusoria es la carcasa falaz que soy yo mismo.



Bajo el yugo añadido y mortal del desquiciador Levante.



Constelaciones de ciencia ficción futurista a comienzos de la sexta gran extinción de la vida.



Adquirir relevancia para la supervivencia de la especie más allá de la reproducción sexual. Larga vida al cerebro ejercitado, porque le pertenece el reino cosmológico de los cielos.



Fragmentos de la paciencia negativa del trabajo, según Hegel. De la esforzada labor de montar el puzzle del conocimiento. Pongamos que hablo de la vida misma.



Sin saberlo son resultado de la nanotecnología e ingeniería genética de la evolución. La vida despliega un saber planetario de 3700 millones de años. Inútil la queja para que no nos toquen ni átomos ni nos manipulen los genes o los bits. Solo curiosidad por si será factible normalizar tales métodos y nuevas soluciones alquímicas, antes de que nos engulla como especie nuestra destructividad incultural.



Y dónde ingresar el espíritu en todo esto, sino en el alma que lo insufla todo.



Mediante lo onírico educador, nuestros sueños nos preparan o adiestran para situaciones futuras ya en marcha, cual simulador de vuelo astral. Coto ansiado de la adivinación profética y consagrada en los pueblos antiguos, algo similar opinan grandes neurólogos actuales. Si presenta ventajas evolutivas significa que no podemos aparcar el alma, ni siquiera en el vado reservado para grandes científicos en silla de ruedas, si es que aspiramos a conocedores tal y como lo declara la Metafísica aristotélica desde su primera página.



Perdemos la vida en relampagueantes vivencias, justo lo que ganamos en experiencia: vasos comunicantes a través del transcurso temporal.



Un entramado de saberes del sujeto en su fase terminal del flujo hacia la abstracción, antes de regresar al origen a quemarse de nuevo en el rayo instantáneo. Todo lo sigue gobernando el rayo, señor Heráclito. El resto es abstracción en forma de inteligencia episódica, mirando siempre hacia atrás.



Bucear contra el Everest, y ahogarse, reza la canción de Sabina sobre los dos menores que escaparon a ver por primera vez el mar en Portugal.



Días de jaqueca orgánica y desilusión, sin ánimo ni de ofender.



Días de Pax Hispánica.



Apostado en balcón neroniano a componer una oda colgada del destructivo fuego ajeno.



Como arcadas de la alianza repugnante en medio del diluvio.



¿Cómo podemos estar seguros de algo si ni siquiera sabemos con seguridad qué significa estar seguros…?



Y por qué íbamos a dejar de preguntarnos por qué.



Tejerse después de nosotros nuevos capítulos de la narración bacteriana.



La vida sin sus engreídos bardos primates: ¿cómo concebir la existencia como un desierto total de conceptos sin fagocitarse la conciencia humana en el intento?



Hasta los bosques migran lentamente en busca de mejores nichos. Cualquier estabilidad se disuelve desde la perspectiva de escala temporal adecuada. Observar el crecimiento de cualquier planta a cámara rápida y nos parecerán los manotazos del animal desperezándose.



A través de la autodeclaración superhumana o divina de los Fortune 500 o Forbes, las elites ya nos han contestado al problema de la existencia humana en el planeta los próximos dos siglos, portavoceados por lumbreras como Aznar y demás negacionistas disfrazados de escépticos serios. Vacuos y falaces asesores minimizando la destrucción del 90% restante. Retrato del mal con bodegón al fondo, y demás naturalezas muertas.



El flujo mental y natural como desarrollo musical del ser.



Nada en la calma chicha previa al tsunami a pulmón abierto. Como ese Nada del diario de Luis XVI el día inaugural de esa revolución francesa que lo terminó decapitando.



El agonismo del filósofo, enredar al otro en sus intrincadas telarañas argumentales. El físico ingenioso solo atestigua una molesta e insistente nube de electrones.



Suicidarse, el acto no tan soberano de recusar casi 4000 millones de ingeniería viva, una ilustre tradición mitocondrial de la sabana y una larga ristra de apellidos.



El determinismo metafísico laplaciano que espera convencerse de que estaba escrito desde el comienzo del universo que iba a llevar razón eones más tarde en su polémica contra indeterministas. La arrogancia intelectual elevada al rango cósmico.





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